Acatzingo, Pue.- En la grada del campo de beisbol de la unidad deportiva Acatzingo se encontraba Justo Cuate y su familia observando la final entre los equipos Santiago Acozac y Candelaria Portezuelos.
Con asombro observaron cómo una camioneta Ram negra invadió el campo y lo que era un momento de esparcimiento se convirtió en una escena de miedo. Las dos puertas delanteras de la unidad se abrieron violentamente al mismo tiempo. Dos encapuchados se levantaron para disparar en contra de todos los presentes.
Un segundo vehículo, con las mismas características que el primero, repitió la acción hacia los espectadores. En menos de un minuto su esposa, nuera e hija sangraban por los impactos de bala que recibieron.
“Como pudimos nos echamos a correr a la barranca. Los que estaban ahí me ayudaron, entre todos. Después traíamos a mi hija que era la más grave. Ahí estaba el alboroto”, así narró el drama que se vivió la tarde del domingo en Acatzingo, Justo Cuate, quien de sus tres familiares heridas, su hija es la que tiene el saldo más negativo, con heridas de bala en el abdomen, la rodilla y en cada pie.
Se jugaba la tercera entrada del primer partido de la final entre los equipos Santiago Acozac y Candelaria Portezuelos, cuando el comando armado irrumpió. Los espectadores comenzaron a aventarse al suelo o tirar una reja metálica para refugiarse en una barranca que se encontraba a menos de 50 metros.
Cerca de dos minutos duró el estruendo provocado por las armas AK-47 que los sicarios utilizaron para matar a una persona en el lugar, dejar moribundos a dos más que perdieron la vida en una ambulancia y un hospital de la región, así como herir a otros 14, según reportes municipales, pero que de acuerdo a los pobladores sumarían al menos tres decenas.
En medio de la balacera, algunas personas cargaron a los heridos y los alejaron paulatinamente de la escena para resguardarlos. Todo ello ocurría, mientras los encapuchados remataban dentro del campo de juego con dos tiros en la cabeza a José Luis Vélez Robles, la persona que aparece en las fotografías difundidas por varios medios de comunicación.
Los cuerpos de emergencia tardaron al menos 30 minutos para arribar al lugar y comenzar a dar los primeros auxilios a los heridos. Los testigos afirman que el número de ambulancias no se daba abasto con la cantidad de heridos, quienes fueron trasladados a los hospitales privados de Acatzingo.
TUMULTO DE HERIDOS
Entre el tumulto de heridos por la balacera, se encuentran tres familiares de Justo Cuate, originario de Acatzingo, y que por esparcimiento acudió al lugar para ver el encuentro finalista del “Rey de los Deportes”.
Su esposa Guadalupe Rojas de 37 años de edad recibió impactos de bala en la mano y en los dos pies; su nuera, Maribel Aquino de 22 años de edad, herida en un brazo; y su hija de 16 años, Adriana Cuate, quien presenta el daño mayor en el abdomen, la rodilla y en cada pie.
“Estábamos viendo el partido de beisbol, cuando vimos una camioneta que entró. Llega entre home y la primera. Cuando se para, abren las dos portezuelas, y empiezan a disparar. La otra camioneta llegó por atrás”.
“No nos dieron tiempo de nada. Incluso llega la camioneta, no sabemos por qué motivo se atravesó. A lo mejor era alguien tomado, esa era nuestra idea. Pero empujan las puertas, y no nos dio tiempo de nada”, expuso Justo en las afueras del hospital San Ángel, donde están siendo atendidas las tres integrantes de su familia.
Pese a ello, evitó señalar si los hechos son considerados como un ajuste de cuentas entre las bandas dedicadas a la ordeña de ductos de Pemex: “nosotros no sabemos. Si hubiéramos sabido que pasan estas cosas, no vamos al beisbol”.
“Corre o te matamos”, fue la orden que le dieron a Iván Aniceto, un menor de 14 años que acudió como recogebolas con el equipo de Candelaria Portezuelos, y que horas más tarde narró a su abuela, Imelda Ávalos en el hospital San Ángel, donde fue trasladado por una herida de bala en la pierna izquierda.
Si bien, el menor de edad ya se encuentra estable, su abuela y sus tíos enfrentan una nueva problemática, la misma que tiene Justo Cuate: sus familiares fueron ingresados a hospitales privados de Acatzingo, por lo que no tienen recursos para pagar los 5 mil pesos que les han solicitado de entrada para las operaciones.
Aún con el susto de ver a sus seres queridos convalecientes, ambas familias pidieron la intervención del gobierno del estado, no solo para dar con los responsables del atentado, sino para otorgarles ayuda y puedan cubrir los gastos médicos.
LUCE DESOLADO EL CAMPO DE BEISBOL
Un día después de estos hechos, el campo de beisbol ubicado en la carretera federal vía Xalapa, a la altura del tramo Acatzingo-El Seco, luce desolado, pues se encuentra acordonado para salvaguardar la escena del crimen.
Un sombrero de palma está tirado cerca de la primera base. En la grada se aprecia el caos que se vivió. Tres gorras de los aficionados y algunas prendas de vestir yacen en el suelo. Las latas de cerveza y botella de whisky, dejan ver la convivencia que tenían los asistentes al juego del deporte que por tradición se desarrolla en el conocido Triángulo Rojo, región en la que la principal actividad es el robo de hidrocarburos.
Una improvisada placa refleja información breve del campo: inaugurado el 2 de febrero de 2014, gestionado por el regidor de Gobernación, Enrique Sánchez, y como testigo de honor del lanzamiento de la primera bola, la entonces perredista Roxana Luna Porquillo.
Este fue el escenario que eligieron los equipos de las comunidades de Santiago Acozac (Los Reyes de Juárez) y Candelaria Portezuelos (General Felipe Ángeles) para disputar el primero de los tres encuentros para definir al campeón de la liga de la región.
Fuente: https://www.elsoldepuebla.com.mx
Last modified: 14 junio, 2016