Fuente: Puebla Online/ Arturo Luna Silva
La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) ha conseguido en los últimos tres años transformarse desde la raíz, evolucionar, avanzar académica, material e ideológicamente y superar la indeseable contaminación externa, principalmente política.
Hoy la universidad es otra.
Sin renunciar a su dinamismo y a la diversidad de pensamientos, los estudiantes, profesores y directivos, esta ocasión no fueronbotín de los partidos. No se permitió.
La institución se mantuvo al margen del proceso comicial y se salvaguardó su pluralidad.
Así, se fortaleció, y sus directivos, incluso con antagonismos naturales entre ellos, han madurado.
El rector Alfonso Esparza Ortiz, a diferencia de sus tres antecesores, no convirtió a la BUAP en una plataforma electorera ni la usa como patrimonio personal.
Hay errores, por supuesto. Algunos más graves que otros. Pero hoy la institución tiene un rumbo muy distinto al del pasado y eso se ve y se siente.
Las mejoras materiales son abundantes como nunca y, sin afán de exagerar, sus unidades distan de la imagen deteriorada y anquilosada, que lamentablemente tienen muchas universidades públicas.
La BUAP posee mejores instalaciones que muchos campus de educación privada: aulas, laboratorios, unidades deportivas, canchas…
En las obras se ha privilegiado el beneficio directo a la comunidad y con ampliación a todas las unidades regionales.
Esto ha ido de la mano con el mejoramiento de las condiciones de estudiantes, profesores y administrativos.
Este camino se ha dado, entre otros, con el programa “Convive”, con la entrega de 3 mil 234 becas alimenticias, cese al bullying y apoyo a madres estudiantes.
Hay programas de avanzada: Diálogo con el Rector, quien ha renunciado a la comodidad, a la sordera de la inexpugnable oficina; Movilidad Segura en Ciudad Universitaria y “Sendero Seguro”, entre otros.
A diferencia de los oscuros años en que los rectores estaban en pos de posiciones en el PRI, hoy la institución tiene mucho que presumir, sin verse como trampolín político.
Sus elecciones internas del pasado 15 de febrero se dieron con transparencia y sin impugnaciones, algo impensable en el pasado.
La institución consiguió aumentar la matrícula de ingreso, bajar los costos de titulación, el ingreso semestral y la acreditación de nuevas carreras, posgrados y programas de bachillerato.
Las nuevas plazas se otorgan hoy por concursos de oposición, en equidad de oportunidades; la suma llega a 181 ya.
La institución tiene ahora presencia en 22 municipios, en los que se encuentra 15 por ciento de la matrícula.
En solamente 2 años se duplicó el número de alumnos en las unidades regionales, quienes provienen de 82 por ciento de municipios del estado.
VANGUARDIA NACIONAL
La BUAP es líder nacional por sus Cuerpos Académicos; tiene el Laboratorio Nacional de Supercómputo, y se han concretado decenas de convenios con organismos académicos, de gobierno y privados.
Trabaja hoy con los tres ámbitos de gobierno, sin casarse ni supeditarse a proyectos personales.
La transparencia en la licitación de obras es una realidad, que se ejemplifica en los procesos para la construcción de la Torre de Rectoría, la alberca techada y el centro de convenciones.
Éstas, a la par de muchas edificaciones en otras unidades, son parte del Plan para la Redensificación de Ciudad Universitaria(CU), que esta semana aprobó el Consejo Universitario, la máxima autoridad.
La armonía y construcción de acuerdos entre la institución y sus trabajadores se fortaleció.
Como ejemplo está la revisión salarial de 2015, en la que los trabajadores con mayor remuneración cedieron su aumento para los de menor ingreso.
La BUAP es hoy otra, sin duda y en positivo. Así lo siente su comunidad entera.
Aunque fue difícil vencer las inercias perversas, bastó superar las contaminaciones externas y el patrimonialismo, la rapiña y la construcción de egos.
Desde el 22 de marzo de 2013, cuando tomó la rectoría Alfonso Esparza Ortiz, la BUAP tiene otro rostro, un nuevo rostro que no es perfecto pero sí suficiente para saber que se va por buen camino. Le pese a quien le pese.
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Last modified: 24 junio, 2016